Por Cristian Del Vitto.
El andar por esta carrera muralista, me ha llevado a trabajar en muchos lugares, encontrarme con la gente, colegas, estudiantes de artes, dictar conferencias, escuchar a otros muralistas hacedores, y también a escuchar hacedores de frases solemnes y criterios que no han sido respaldados por el oficio.
Mis afirmaciones teoricas acerca del muralismo, siempre intentaron ser el resultado de un trabajo posterior a la realización de un mural, no empecé a teorizar antes, sino después de haber pintado o tallado un muro, lo que me llevó a respaldar con la experiencia mis ideas que expresaré a continuación:
Los motivos que me llevaron a escribir este artículo fueron las reiteradas veces, en las que invitado a "encuentros de muralismo", he visto y oído conceptos y concepciones que, tomados como criterios muralistas, nada tienen que ver con estos. Además de percibir un olvido por parte de los muralistas, que dejan pasar por alto dichas declaraciones, acerca de la historia, definición y objetivos del muralismo propiamente dichos.
Esta falta de memoria o des conceptualización que llega hasta el desconocimiento mismo del muralismo como palabra y como escuela pictórica, hacen que múltiples conceptos (antagónicos muchas veces), convivan en el hacer y no dejen claro al público y a los que se inician en la actividad, que es precisamente el muralismo.
He oído a colegas llamar a cualquier tipo de expresión artística sobre muro como muralismo , también a cualquier tipo de expresión cuyo soporte no es un muro, me canso de leer artículos donde al grafiti se lo llama muralismo y mucho peor aún, a geometrías decorativas abstractas murales definidas como muralismo.
(gigantografía mural abstracta)
Es bien sabido que los centros del poder, no solo invaden con soldados o propagandas en los medios. La estrategia de captar a los artistas por su capacidad creativa , intelectual y expresiva, es bien conocida desde siempre y no es ninguna novedad, que, si se tiene el control del mercado del arte mundial se tiene controlado a los artistas, que por las necesidades económicas o ambición de fama intentan entrar o están dentro de este mercado.
Hace un tiempo atrás, Paris, era el centro indiscutido de las artes, todo los que sucedía allí era tenido en cuenta por los pintores del mundo. No faltaban pintores que en sus ansias de trascender viajaban a Europa, se ponían en contacto con pintores destacados y una vez reconocidos allí, podían recién ser reconocidos en sus respectivos países.
Con la finalización de la segunda guerra mundial el centro del arte se trasladó a Nueva York, que es hoy el sitio de donde salen las tendencias porque el mercado mayor esta allí.
En su carrera por ser la primera potencia, Estados Unidos, dentro de sus acciones por conseguirlo, concibió el plan de controlar, el mercado de arte y sus hacedores, inyectando y promocionando los conceptos del arte por el arte, liberalismo creador, lo que Siqueiros llamaba Arte purismo. Había que evitar el desarrollo de expresiones artísticas que pudieran servir al crecimiento del comunismo en ese momento o las ideas de izquierda.
El mecanismo es y era enviar a los países de Latino América partidas de dinero para premios estímulo de salones, becas de estudio y exposición en Nueva York, promoción de Galerías y todo aquello que promoviera un arte sin contenido social, sino puramente un contenido plástico puro.
La idea fue y es promover una estética pura, libre de compromiso con la sociedad y sus problemas, volcada a un individualismo extremo.
La recompensa de esto fue la fama, el dinero y es el reconocimiento de un sistema neoliberal, la idea del genio y el pertenecer a una elite que se alejó de las cuestiones sociales con puras subjetividades, tantas, que el arte dejó de ser un lenguaje para convertirse en un algo con múltiples significados y ninguno concreto.
Todos sabemos la importancia que tienen los artistas en especial en América Latina, por su pensamiento, la forma en que muchas veces con su obra se adelantan a su tiempo y a los acontecimientos, el poder del arte para la reflexión y la solución de problemáticas, el poder de denuncia de las artes contra el atropello de los poderosos. El arte, en todas sus manifestaciones es un arma poderosa para movilizar a los pueblos.
Me vienen al pensamiento artistas desaparecidos, por pintar o cantar los problemas sociales, ¡cuántos exiliados por pintar sus ideas¡.
(Franco Venturi. Muralista desaparecido. Perteneció al Grupo Espartaco).
Si hoy quisiéramos participar como pintores en salones, pintando obras, de carácter figurativo de problemática social, directamente no seríamos ni preseleccionados siquiera.
Si fuéramos invitados a algún encuentro de pintores abstractos y pintáramos en figurativo, además de estar ejecutando una obra contraria a los conceptos abstractos, probablemente ni nos aceptarían.
Si quisiéramos vender obra figurativa de realismo social y compromiso, en estas famosas galerías del mercado, probablemente nos dirían que es arte que no se vende, nos acusarían de panfletarios y agitadores, y se justificarían diciendo que en realidad la gente compra arte para sentirse bien y no para convivir con un cuadro que exprese la miseria o la pobreza (estas son las palabras que me dijo una galerista que vio mi obra una vez).
Por eso la inyección de dinero y la promoción de un arte sin contenido social, un arte libre de dogmas, basado en la libre expresión, en la multiplicidad de significados han llevado a que el artista se alejara del común de la gente, que el arte sea cosa de entendidos y de quienes dicen serlo, y que se digan palabras tales como “todo es arte”, “al arte no hay que entenderlo, hay que sentirlo” o “ cualquiera puede ser un artista”, llevando al limite peligroso de tirar por la borda todo el conocimiento legado por los maestros del pasado y llevando a lo que antes era un oficio a un simple hacer sin saber, todo por una intensión de romper con lo anterior como su esto fuese un merito para dar origen a algo de valor.
Considero que esta actitud que vemos desde la llegada de las vanguardias hasta hoy, una época en la cual lo novedoso ha dejado de serlo, tan solo apareciendo en escena las nuevas tecnologías y soportes, no es para nada inocente. Estoy convencido que la idea desde un principio fue lanzar al mundo y al mercado del arte un producto vacío de contenido, donde la única reflexión podía ser subjetiva libre y anárquica, el único análisis posible de hacerse es sobre los elementos plásticos, aislados o juntos pero sin intensión de dar un mensaje concreto.
Un arte de este tipo evita el convertirse en una herramienta para que el artista creador reflexione concretamente y en un sentido único con el público, evita la insurrección de los pueblos por medios picto escultóricos.
En lo que respecta al tema del arte latinoamericano, siempre ha sido un arte vasallo de los centros de poder no faltando en todas las épocas críticos que arengaban estar al día con las concepciones europeas o actualmente norte americanas para no convertirnos en países atrasados. Es que a mi entender, el atraso, radica en no poder influir en nuestra sociedad y en el mundo, con nuestra propia cultura y con un arte gestado desde nuestras riquezas y características culturales que son amplias y únicas. El atraso radica en el propio menosprecio a nuestra cultura.
Pero como digo “nada es casual” y todo tiene un porque.
Haciendo un poco de historia, el siglo xx fue un siglo de vanguardias, cada escuela o corriente pictórica buscaba oponerse o diferenciarse a la anterior, como buscando la novedad que llamara la atención a los centros del consumo del arte y sus consumidores. Todas con una marcada ideología, volcadas a lo escrito por medio de lo que todos llamamos un “manifiesto”.
Fue así que sucedió en México, que, luego de la revolución mexicana, se desarrollo en dicho país un movimiento artístico de carácter, público, pedagógico, político y social, volcado a una estética con ética hacia las masas, cuyo fin más importante era aunar las diferencias culturales de un país por medio de un soporte público y monumental, que fueron los muros.
En 1922 gracias al apoyo del gobierno mexicano, pintores de reconocida fama, que habían sido convocados para tal misión, se unieron y formaron el sindicato de Pintores y Escultores, publicando un manifiesto en la revista EL MACHETE y dando a luz a la Escuela muralista mexicana y el Muralismo propiamente dicho.
En el transcurso de los años cuando el muralismo parecía decaer en México, se desarrolló en toda América e influyó a países de Europa y Asia.
El muralismo es el único movimiento que, surgido en Latino América, influyó a otros continentes.
Sin ahondar demasiado en la historia del muralismo que merece un articulo aparte, es ya bien sabido, que al ser este un arte para el pueblo, un medio de comunicación popular cuyo lenguaje puede ser interpretado por todos; el tipo de representación figurativa, con un fin concreto, eran y son esenciales. Basta con interiorizarse sobre el manifiesto y con visualizar las obras realizadas mas allá de alguna excepción .
El muralismo desde su propio manifiesto condenaba al arte de galería por considerarlo burgués. Es fácil reconocer que mayoritariamente, es un arte figurativo, por la sencilla razón que lo mas importante en el muralismo es el mensaje, y que, para poder ser interpretado por todos los estratos sociales se hace necesario que sea figurativo.
Entonces, si el manifiesto y la historia del muralismo, establecen un modo de representación, y una postura ideológica contraria a las vanguardias, en especial a la escuela abstracta, ¿Por qué, hoy se intenta llamar a cualquier cosa representada sobre un muro muralismo?. ¿A caso podríamos llamar Futurismo al Divisionismo?, no, ¿verdad? o ¿A caso podríamos llamar como cubismo al minimalismo?.
Esta es la cuestión, ¿Por qué dejamos pasar por alto cuando escuchamos a los críticos hablar de muralismo abstracto?.
Volviendo al tema de los encuentros de muralismo que se están organizando en toda América, vemos que son invitados pintores cuyos estilos están plenamente relacionados con las modas de la galería o con la abstracción, artistas que pasan mas tiempo en muestras que en muros de barrios. Con esto no intento condenar a los encuentros muralistas, cuyos organizadores desbordan de un espíritu tan generoso, que muchas veces caen en estos errores y convocan a hacedores de arte de galería.
Nosotros, los muralistas no somos aceptados por la galería cuando queremos pintar a nuestra manera, mientras nosotros aceptamos a pintores abstractos a nuestras jornadas, callamos cuando un poco queriendo y otro poco sin querer, manipulan los conceptos para adecuarlos a lo que el liberalismo impone.
Es por esto que considero esencial, no permitir que, con la escusa de que el concepto data de 1922 y que ahora vivimos en otro siglo, todo se mezcle a tal punto de que cualquier cosa es muralismo.
Es necesario, que las nuevas generaciones de artistas sepan las diferencias, entre tipos de arte, arte público, arte en espacio público, intervención urbana sobre muro, gigantografía social sobre muro, pintura mural, grafiti y muralismo.
Siempre es más fácil utilizar el concepto de que todo es arte para confundir las aguas y ser funcionales a un sistema que apunta al individualismo temático, a la destrucción de un lenguaje que utiliza lo plástico para comunicar, reflexionar y actuar, para unir a las personas. Un sistema que busca callar pinceles que tienen la vocación de contar las penas , alegrías y problemas de los pueblos del mundo. Un sistema con críticos vasallos expertos en el arte del buen decir y del poco hacer, funcionales al poder que intenta erradicar al artista confrontativo y reflexivo.
Quiero dejar en claro que no estoy en contra de que haya encuentros de arte, donde cada escuela pictórica desarrolle su identidad e ideología, estoy en contra de que se llamen jornadas de muralismo a encuentros de pintores que pinten meras formas geométricas, manchas, abstracciones o figuración meramente decorativa. A cada cosa su lugar y su nombre.
Es esencial poner énfasis en esto porque los jóvenes que recién se inician si toman los conceptos de manera errónea son los eslabones de una cadena de conceptos erróneos.
Aquellos artistas que teniendo ideas distintas del muralismo y cuyo soporte de expresión sea un muro, tendrían que poner su propio nombre a su estilo o su ismo y no usurpar nombres ya consagrados por la historia.
(Bibliografía recomendada: “LA CIA Y LA GUERRA FRÍA CULTURAL”. Autor :Frances Stonor Saunders.
viernes, 28 de octubre de 2011
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